ESCUCHAR EL SILENCIO
Este año, a diferencia de años pasados, con el silencio y tristeza escribimos estas letras en este día internacional del ruido que, como otros años, ha pasado desapercibido (29 de Abril), con alguna simple mención en una de las cadenas por las que nos hacen llegar las últimas noticias de este estado de alarma en el que nos encontramos.
Un día internacional del ruido, el cual por primera vez en mucho tiempo pasó sin ruido y, como bien se merece, permitiéndonos escuchar el silencio.
Un silencio que desgraciadamente ha sido producto de los efectos provocados por este estado de alarma en el que nos encontramos, producido por el virus que ya todos conocemos y que nos ha puesto al día en términos que, hasta hace unos días, desconocíamos.
Un silencio que, desgraciadamente, viene acompañado de situaciones de toda índole y en el que todos, en mayor o menor grado, nos estamos viendo afectados, pero que nos obliga a mirar hacia adelante con fuerza e ilusión.
Un silencio provocado por una situación extraordinaria y que nunca nos hubiera gustado haberlo conseguido así, pero que creemos que son días que invitan a la reflexión sobre si estábamos en el buen camino o si, por el contrario, hay que abrir nuevos caminos y replantearse cómo se estaban haciendo las cosas.
En general, nos hemos dado cuenta de que somos vulnerables, pese a todo lo que tengamos, que somos frágiles frente a la naturaleza que nos rodea y que una economía no es sostenible si todo se hace dependiente del turismo, de este monocultivo que tanto daño va a hacer a este modelo de fuente de ingresos globalizado y que, en especial en esta ciudad, se va a resentir todavía más por la gran dependencia que del mismo tenemos.
Como residentes del Centro llevamos muchos años hablando de los inconvenientes de convertir los centros de las ciudades en parques temáticos. En este momento, sin el turismo desbocado al que estábamos acostumbrados, intuimos que va a dar lugar a graves consecuencias personales de índole económico y que, si se hubiera hecho de manera sostenible, otra situación nos acompañaría.
Atrás quedo una aprobación de la ZAS, la cual nos iba a proporcionar unos mínimos objetivos de calidad acústica en este entorno tan «turistificado» como es el Centro. Ahora, durante semanas, nos acompaña un silencio que nadie desea que se haya conseguido así, pero que se añoraba.
Por eso esperamos que, este estado que nos está permitiendo vivir y escuchar el silencio que nos rodea, que sin querer nos está hablando, nos sirva para valorarlo, para verlo como una oportunidad única para iniciar un camino diferente que evite en cierta manera caer en errores del pasado y hacer que estos Parques Temáticos, tan poco o nada habitables, no lo sean todo. Y tratar de que no vuelva a repetirse esta situación en un futuro, con un escenario ajeno a nuestra voluntad, buscando un nuevo modelo de economía para que no nos veamos tan perjudicados.
ASOCIACIÓN DE VECINOS CENTRO ANTIGUO
Oscar Agudo Ruiz
Tesorero
Carta al director publicada en el diario Málaga Hoy. 2 de mayo de 2020
1 comentario en «ESCUCHAR EL SILENCIO»